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Año y diez meses de cárcel, prohibición para regentar bares durante ese tiempo, multa de 3.680 euros y clausura inmediata de su local, que no podrá abrirse hasta que acometa las debidas reformas. Esta es la condena que ayer aceptó el propietario de un bar de Elizondo en el Juzgado de lo Penal nº 4 de Pamplona. Durante un año ha sido denunciado de forma reiterada por los vecinos por exceso de ruidos en horario nocturno. Tampoco ha hecho caso a los requerimientos del Ayuntamiento.
El bar Amezti obtuvo la licencia para abrir en abril del año pasado. Desde el comienzo, explica el fiscal, «los problemas de contaminación acústica han sido frecuentes y reiterados, afectando a la salud del inmueble». En su denuncia las vecinas relataron que los ruidos «reiterados en el bar» durante la madrugada les impedían dormir y descansar, además de provocarles dolores de cabeza.
El mismo mes de abril, dos vecinas que viven encima del bar interpusieron la primera denuncia «por fuertes ruidos y vibraciones«. Los agentes realizaron una medición acústica a la 1.25 horas en el domicilio de una de ellas y el resultado fue de 45,5 decibelios, cuando el permitido por ley es de 30. Sólo un mes después se puso otra denuncia, y el resultado en esta ocasión, tomado a las 2.15 horas, fue de 41,9 decibelios. Estos niveles, según el informe forense, «son susceptibles de ocasionar graves perjuicios para la salud de las personas».
Fuente: Diario de Navarra
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